Cristián Velasco



Sensible al vínculo arte-vida, Cristián Velasco se instala en el cruce entre el individuo y el espacio que habita, investigando problemas conceptuales y estéticos asociados al cuerpo, la memoria, los conceptos de habitabilidad, territorio y tiempo. Interesado en los procesos de obra y en las posibilidades combinatorias del trabajo industrial y el artesanal, su personal propuesta transita libremente por la pintura, el textil, el video, la fotografía, el performance y la instalación.

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- Nexo
- Cosecha
- La falla verde
- Distanciamiento social
Sin temor al tigre ni al rinoceronte
- Pertenecer a ningún lugar
- Las cuatro caras de la dignidad
- Receta retenida
- Zona de flujo
- Red
- Autótrofo
- Gimnasia artística
- La tierra de todos, la casa de nadie
- Hogar
- Producto local
- Diálisis
- Sueños remotos
- Tripa
- Cortar-coser-rellenar- abotonar
- Duermo al amparo del arte
- Pinturas, costuras y bordados

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Tel: +56993381022

Dirección:
Condominio Los Pitalles.
Parcela 9, Tunquén.
Comuna de Casablanca.
Región de Valparaíso, Chile.

Hogar


Galería Moro
Santiago de Chile
2010
Experiencia traducida a visualidad. 
Transcurso biográfico desplazado al proceso productivo del arte.


Texto: Catalina Mena L.



La obra de Cristián Velasco se lee como una cadena de materialización del tiempo. No sólo es el devenir de su propia trayectoria lo que Velasco elabora, sino también una especie de historia paralela de las cosas del mundo. La biografía se juega, irreductiblemente, en el espacio de la comida, del sexo, del sueño y del amor. La cocina, la cama, la tela amueblan con su historia la propia narrativa. El espacio doméstico como trastienda de la cultura.

Los colchones recogidos de la calle soportan un tercio de la biografía, sin distinguir posiciones sociales. El cuerpo biológico y pre-cultural se escenifica en este objeto elemental que ha sido sacado de la casa para convertirse en dese- cho. Velasco reutiliza ese resto para construir un nuevo objeto que se reinserta y se posiciona en la cultura, signada por el sistema del arte. En el círculo vicioso del viejo mito reaccionario que opone la “naturaleza” a la “cultura”, es donde se juega el sentido de esta obra. Que también puede leerse como síntesis de la paradoja circular entre lo femenino y lo masculino, lo crudo y lo cocido, lo des- echado y lo útil.

Operación siempre de reciclaje la que realiza Velasco. Reciclaje del material, pero también del sentido. Reciclaje como metáfora de los procesos del cuerpo, en su permanente mecánica de consumo y desecho, salidas y entradas. Velas- co se introduce en este movimiento circulatorio y ahora hace que los restos (rellenos de lana, trozos de tela de colchón) comparezcan como elementos al servicio de una representación. Y lo que se representa es, precisamente, la fragmentación del espacio doméstico, recompuesto según la estética referen- cial de la naturaleza muerta como lenguaje codificado. El hogar, entonces, sería el lugar donde lo biológico se resignifica desde el lenguaje.

Más allá de este movimiento, las obras de Velasco trabajan la paradoja a través del contraste entre texturas y materialidades. Lo opaco contrasta con lo brillan- te; lo plano, con lo texturado; lo bruto con lo ornamental. Como si la crudeza de la carne sólo pudiese leerse contra el fondo de un escaparate. O como si la propia vida sólo pudiese tener sentido al desplegarse en el código del arte.